31 jul 2019

¿Cuándo comienza a abrirse el corazón de un hombre lastimado? ¿y cuando ese hombre es Capricornio?

Un jueves por la noche, luego de un viaje en ruta sin destino conocido (por mí) se abrió. Me dijo lo que lo tenía preocupado, me dijo aquello que no quería decirme por miedo a enojarme.


Una noche fría de jueves le respondí lo que jamás pensé que diría (a él), que conmigo podía hablar de lo que necesitara porque en mi vida ya no existen los tabúes. También le dije "acá estoy" y un "todo va a estar bien".


Pensé que nunca nos íbamos a hablar así, pero lo hicimos. Recordé que ya no tenemos 27 y 30 años. Recordé con cierto dolor, cuánta agua había corrido (literalmente) debajo de nuestro puente.

Pasaron 10 días que a la luz de mi reloj interno parecieron meses cuando saliendo de un recital me llega un mensaje de voz a mi Whatsapp. Me llegan dos mensajes a la vez. Dos ex. Distinto contenido aunque no recuerdo al primero. Inmensa fue mi sorpresa cuando al ver uno de ellos, en negrita decía su nombre. Un  mensaje con su voz, me quedé atónita mirando el celular. Sin tiempo a recuperarme, a los segundos, otro mensaje de voz.

Me asusté. No quise abrir el mensaje. Domingo, ascendiendo ya la noche, mensajes suyos...

Pero los escuché. En el primero me había grabado una canción de hip hop gangsta rap que le había mencionado hace algún tiempo atrás cuando iba manejando y yo le hablaba de música. El segundo audio su voz y allí una frase que no me esperaba: "¡Hola! Me acordé de vos al escucharla.... ¿estás haciendo algo? te invito a tomar algo y a escuchar a los Stone en X bar ahora, solo decime si o no"

Venía viajando en la ruta, otra vez, pero esta vez eligió un destino de llegada diferente.

Nunca me hubiese esperado todo aquello, si lo habría fantaseado mil veces en esas largas noches de pensar, pero sencillamente no lo creía posible. Por su forma de ser, por el  sentimiento de rechazo que demostraba para conmigo luego de separarnos, por todas la veces que me evadió cuando quise ser amigos, por su nada misma a la hora de acercarme a él hace algunos años, porque se mostró por todos lados feliz y en familia. Pero al cabo de una hora y media, todos esos años y meses se hicieron polvo, porque estaba en la puerta de mi casa, con su batimovil (como yo llamo a su auto) esperándome....
Y yo presa de una ola de nervios.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Las palabras nunca son inocentes