Empezaré porque me desperté habiéndolo soñado. No se que hacía en mi sueño, solo se que era él. No le di importancia, porque no es una novedad que lo sueñe. Estuvimos muchos años juntos, 5 años (para él) me confirmó hoy. Es natural que lo sueñe... o no.
Fui a trabajar como todos los días, y al salir a almorzar nos encontramos frente a frente. Sabía que iba a pasar, los días que lo sueño terminamos hablando, pese a que ésto tampoco sea habitual desde el día que nos separamos.
Nos miramos de frente y el primero en saludar fue él: "Hola (mi apellido)", me dijo. Muy propio, como si fuésemos agentes de seguridad. Pero crease o no, ése es el apodo más dulce con el que me ha llamado -junto a "mamita"- en todos los años que pasamos juntos. Por mi apellido. Hacía 3 años no me saludaba así.
Yo le dije un "Hola" seco, y le hice una pregunta (que por su respuesta) para él fue cruel: ´¿Cuánto más te vas a cortar el pelo?, ya casi no te queda pelo para cortar de tanto que te lo cortaste". Es verdad, lo tiene tan cortito como un ingresante a la escuela de Policía. A mí me gustaba cuando tenía sus rulos. Si, nunca pensé que me gustaran los hombres con rulos, pero de él me gustaban. Cuando lo tenía largo se le formaban unas ondulaciones hacia el final del cabello que me gustaban mucho, lo hacía más suave, más humano. "Me estoy quedando pelado, boluda", me respondió. Me sorprendió el término...Nunca nos llamamos así, ni cuando éramos amigos.
Me ofendió y lo puse en su lugar, muy propio mío pero lejos de enojarse o irse como siempre hace, hoy me buscó conversación. No supe si yo estaba con ánimos para charlar porque me tomó desprevenida, pero me sorprendió que él sí lo estuviese.
Automáticamente me preguntó, entre chicanas, por mi trabajo.
No se cómo terminamos hablando de su remera de Pearl Jam. Pero directa como soy le hice simplemente esta pregunta que él entendió sin mayores explicaciones: "¿era necesario lo de la remera?" venir al trabajo con la misma remera (esta vez comprada para reemplazarla) que hace 7 años en una decisión fundada en celos de larga data creyó que le tiré a la basura (cuando en realidad se la prendí fuego), porque no me gustaba. Me respondió seguro y siguiéndome totalmente la intención: "SI" y agregó haciéndose el enojado: "No deberías haberla tirado", "No te la tiré: la prendí fuego", le confesé con firmeza y sin remordimientos. "¡¿Cómo que la prendiste fuego?!", me preguntó horrorizado. Yo me reí sin miedo de su reacción, porque obré conforme a mi Ley. El Fuego purifica.
Quería que le dijera dónde la había quemado. Le dije que no le diría, no se porqué razón esto le causó gracia. Me di cuenta que esa chica le encanta, que esta chica que soy yo, con mis extrañezas, con mis silencios, con mis caras que dicen más que mis palabras, con mis gestos, lo vuelve loco porque solamente un loco puede reírse de mis travesuras. Y también me di cuenta que estábamos teniendo una conversación demasiado íntima para estar separados hace 3 años.
La charla siguió me peleó por a quien voté y por las horas de trabajo. Me peleó para que me quedara hablando ahí con él. A mitad de la escalera, entre que subía y bajaba (como siempre) Lo conozco, me conoce, sabe que se que estábamos peleando para hablar. Se que me estaba peleando pero que en realidad me estaba mirando de cerca, me estaba mirando profundamente. Lo vi, lo sentí, le ví las pupilas centelleantes, no me dejaba de mirar. La charla se volvió seria, levantó la voz, no tengo idea ya de qué me peleaba, sólo veía que nuestros compañeros de trabajo nos miraban al pasar. Me di cuenta que me controla y estaba atento a mis horarios y si estaba o no en mi oficina, se dio cuenta que aunque soy fría como me dijo una vez, no soy impenetrable y que aunque calle los sentimientos, los tengo. Confirmó extasiado que su provocación de pasearse frente a mi ventana con una remera que detesto y que sabía iba a recordar, le dio resultado.
Bajó, me dio la espaldas como hace siempre y antes que pudiera irse lo llamé "Mentiroso", él me había llamado "habladora", como todos los que nos desempeñamos en lo que yo hago dijo.. y di la media vuelta y me fui a comer. En verdad no pude comer mucho, mientras caminaba y me alejaba de la escalera no dejaba de sentir que algo había explotado allí. No sabía cuánto había de mentira y cuánto de verdad. Tuve la sensación de una implosión también dentro mío, hacía mucho no tenía esa batalla de emociones contradictorias dentro mío.
Con ÉL es diferente, porque está todo dentro de un marco de diálogo, paz, y claridad, todo muy adulto. Con ÉSTE es todo confuso, revuelto, patar para arriba y en el aire como torbellino, hay fuego abrasador, ramas, río embravecido, truenos, de paz hay nada, sólo cuando nos reímos. Y se río mucho... luego.
No quería volver de comer, no quería volver porque me encontré con otra chica conviviendo en mi interior. Me di cuenta que esa chica estaba aún ahí adentro y no quería volver.
Pero volví y él también...
Yo le dije un "Hola" seco, y le hice una pregunta (que por su respuesta) para él fue cruel: ´¿Cuánto más te vas a cortar el pelo?, ya casi no te queda pelo para cortar de tanto que te lo cortaste". Es verdad, lo tiene tan cortito como un ingresante a la escuela de Policía. A mí me gustaba cuando tenía sus rulos. Si, nunca pensé que me gustaran los hombres con rulos, pero de él me gustaban. Cuando lo tenía largo se le formaban unas ondulaciones hacia el final del cabello que me gustaban mucho, lo hacía más suave, más humano. "Me estoy quedando pelado, boluda", me respondió. Me sorprendió el término...Nunca nos llamamos así, ni cuando éramos amigos.
Me ofendió y lo puse en su lugar, muy propio mío pero lejos de enojarse o irse como siempre hace, hoy me buscó conversación. No supe si yo estaba con ánimos para charlar porque me tomó desprevenida, pero me sorprendió que él sí lo estuviese.
Automáticamente me preguntó, entre chicanas, por mi trabajo.
No se cómo terminamos hablando de su remera de Pearl Jam. Pero directa como soy le hice simplemente esta pregunta que él entendió sin mayores explicaciones: "¿era necesario lo de la remera?" venir al trabajo con la misma remera (esta vez comprada para reemplazarla) que hace 7 años en una decisión fundada en celos de larga data creyó que le tiré a la basura (cuando en realidad se la prendí fuego), porque no me gustaba. Me respondió seguro y siguiéndome totalmente la intención: "SI" y agregó haciéndose el enojado: "No deberías haberla tirado", "No te la tiré: la prendí fuego", le confesé con firmeza y sin remordimientos. "¡¿Cómo que la prendiste fuego?!", me preguntó horrorizado. Yo me reí sin miedo de su reacción, porque obré conforme a mi Ley. El Fuego purifica.
Quería que le dijera dónde la había quemado. Le dije que no le diría, no se porqué razón esto le causó gracia. Me di cuenta que esa chica le encanta, que esta chica que soy yo, con mis extrañezas, con mis silencios, con mis caras que dicen más que mis palabras, con mis gestos, lo vuelve loco porque solamente un loco puede reírse de mis travesuras. Y también me di cuenta que estábamos teniendo una conversación demasiado íntima para estar separados hace 3 años.
La charla siguió me peleó por a quien voté y por las horas de trabajo. Me peleó para que me quedara hablando ahí con él. A mitad de la escalera, entre que subía y bajaba (como siempre) Lo conozco, me conoce, sabe que se que estábamos peleando para hablar. Se que me estaba peleando pero que en realidad me estaba mirando de cerca, me estaba mirando profundamente. Lo vi, lo sentí, le ví las pupilas centelleantes, no me dejaba de mirar. La charla se volvió seria, levantó la voz, no tengo idea ya de qué me peleaba, sólo veía que nuestros compañeros de trabajo nos miraban al pasar. Me di cuenta que me controla y estaba atento a mis horarios y si estaba o no en mi oficina, se dio cuenta que aunque soy fría como me dijo una vez, no soy impenetrable y que aunque calle los sentimientos, los tengo. Confirmó extasiado que su provocación de pasearse frente a mi ventana con una remera que detesto y que sabía iba a recordar, le dio resultado.
Bajó, me dio la espaldas como hace siempre y antes que pudiera irse lo llamé "Mentiroso", él me había llamado "habladora", como todos los que nos desempeñamos en lo que yo hago dijo.. y di la media vuelta y me fui a comer. En verdad no pude comer mucho, mientras caminaba y me alejaba de la escalera no dejaba de sentir que algo había explotado allí. No sabía cuánto había de mentira y cuánto de verdad. Tuve la sensación de una implosión también dentro mío, hacía mucho no tenía esa batalla de emociones contradictorias dentro mío.
Con ÉL es diferente, porque está todo dentro de un marco de diálogo, paz, y claridad, todo muy adulto. Con ÉSTE es todo confuso, revuelto, patar para arriba y en el aire como torbellino, hay fuego abrasador, ramas, río embravecido, truenos, de paz hay nada, sólo cuando nos reímos. Y se río mucho... luego.
No quería volver de comer, no quería volver porque me encontré con otra chica conviviendo en mi interior. Me di cuenta que esa chica estaba aún ahí adentro y no quería volver.
Pero volví y él también...
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Las palabras nunca son inocentes