Cumplimos 1 año, aunque llevamos ya dos vidas juntos. Dicen que ésta es nuestra tercera y en esta tercera venimos a materializar por fin nuestra gran historia de amor.
Te llamé por teléfono, aunque estábamos todos ocupados, eufóricos, expectantes, con números tentativos en las manos y seguramente imposibles de mantener una conversación. Te llamé porque soy rebelde y me gustan los imposibles y me atendiste, porque en el fondo vos y yo sabíamos que necesitábamos escucharnos solo nosotros dos, entre tanta gente.
Atendiste luego del tercer timbre y dijiste mi nombre seguido de un "Hola, cómo estás?", serio, preocupado, taciturno. Yo sonriente te dije: "Feliz Año, no me dijiste feliz día, ¿sabés qué día es hoy?", me respondiste dócilmente: "Perdón, perdón, perdón". En otra oportunidad, con otras personas me hubiese enojado, hoy me doy cuenta que no los amaba. "No me pidas perdón, hoy hace 1 año que la vida nos reencontró", dije. En otra oportunidad, con otras personas no sólo no lo hubiese dicho, sino que de haberlo hecho me hubiese sentido una cursi mira novelas. Hoy se sintió de lo más natural.
"¡¿UN AÑO'!, dijiste exaltado, "No te puedo creer que pasó un año ya". "Los números son tiranos", respondí yo al darte mi opinión profesional sobre lo que realmente te preocupaba y acababas de consultarme, asustado como el niño dulce y bueno que sos dentro de ese cuerpo interminable de hombre.
"Sin embargo en un año no fuimos para atrás, lo nuestro creció", dijiste de repente y me quedé callada memorizando la frase. En el cuarto se coló un espacio paralelo, porque me olvidé lo que estaba haciendo ahí, me olvidé que me estaban esperando para analizar placas y hacer cómputos y me olvidé que lo que más quería era ganar. "Yo quiero que sepas que no solo te reconozco que has mantenido esto sola estoicamente, sino que no sólo te lo agradezco, sino que lo valoro", "has estado para mí incondicionalmente, siempre, en cada detalle, gracias", "No creas que esto me surge normalmente con todo el mundo", dije yo agregando mi rústica cuota de realidad y verdad amarga a tu encanto de palabras.
"La verdad es que me siento un ELEGIDO", "Un elegido por vos" respondiste a mi embate, y nuevamente, me quedé callada. No me lo esperaba.
Hay personas que tienen la fórmula para llegarte por lugares desconocidos a lugares que creías que no existían dentro tuyo. Yo toda la vida manejé un mapa, el mismo mapa, el cual conozco como la palma de mi mano porque son mis propias manos. Pero él... conoce atajos, pasadizos, túneles y puertas de mi Imperio que yo desconocía. Y con la habilidad de un baqueano traza rutas y accesos en mi mapa que escapan de mi conocimiento, ni siquiera yo se que están pero él sí. Y los usa hábil e intrépidamente, sin pedirme permiso, sin los protocolos que yo exigiría en estos casos, abre las puertas y entra.
Ese conocimiento no te lo dan ni 12 meses, ni 365 días. Se ahora a ciencia cierta que no me mentiste cuando hace 1 año me dijiste: "Siento que te conozco de toda la vida, no te lo puedo explicar, pero se que es así, yo ya te conocía, sólo que por suerte te volví a encontrar".
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Las palabras nunca son inocentes