11 feb 2019

"Siempre estaremos conectados", me dijiste y se partió el Universo. Lo dijiste de la nada. Sin un contexto previo que te llevara a decirlo. De la nada, como apareciste en mi vida.

¿Cómo podés tener ese sentido oportuno no sólo de la palabra, sino también de lo que siento? Siempre y conectados son las dos palabras que día a día pienso, cuando pienso en vos. Pero nunca pensé que vos también lo sintieras y menos que lo dijeras.

Escorpio tiene esa profundidad que atraviesa todas las murallas. Al principio lo ven como un desafío, escalar una larga montaña que promete hacerlos caer por la nieve resbaladiza, las piedras filosas o el acantilado alto, luego se enamoran de su reto. A nosotros nos pasa igual, al principio te pateamos, nos escabullimos, te mufamos y nos damos la vuelta para mirar de costado. Cuando volvimos la mirada y te vimos ahí, incólume, volvemos a buscarte. Valés el tiempo invertido.

Serán tus ojos, enormes, llenos de expresión y alegría, o será tu verbo. No se bien qué es lo que más me gusta de vos. El misticismo que desde el primer día le imprimiste a nuestra relación, o el que siempre tengas la palabra justa y el sentimiento perfecto para hacerme sentir que esto es algo extraordinario. No lo se y por primera vez tampoco quiero saberlo. Me gusta(s) así.

Será allá, acá, tampoco me importa dónde lo hagamos, lo que sí me importa es que estemos juntos.

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Las palabras nunca son inocentes