14 feb 2013

Te veo frente a mí ahora que todavía estás
y te sigo mirando como siempre lo hice
Ya no te miro con bronca
te miro de afuera hacia adentro

Miro tus pupilas marrón chocolate
tus pestañas negras interminables
tu boca, esos labios finos color rojo, 
tu blancura intensa y tus mejillas siempre rosadas

Una combinación maravillosa de colores. 

Miro tu pelo negro que contrasta con todo lo anterior
y te hace mucho más hermoso
tal y como si brillaras 

Sin dudas seguís siendo el hombre más hermoso que vi en mi vida

Te veo las manos, blancas, grandes, tus manos esas que muestran cicatrices
varias
las mismas con las que de pequeño hiciste un rayador de metal en tu clase de carpintería, 
o las mismas que arreglaron el tendido eléctrico del departamento, o las que cargaron a aquel perrito abandonado en la ruta que me permitiste subir a tu auto porque también te partía el alma verlo tan solito y perdido, 
las mismas manos grandes y seguras que me llevaron de urgencia al kinesiólogo cuando tuve aquel pequeño accidente

Te veo los brazos, enormes, los mismos que cargaron mi bolso y mis cajas, 
mi cartera y mis libros,  
o incluso a mí sobre tu hombro, cuando ya no soportaba mis propios zapatos
veo los mismos brazos protectores que me abrazaron infinidades de noches y de días

Veo tus piernas, las que caminaron mucho antes de encontrarme en el camino,
las que recorrieron tanto a mi lado, desde tránsitos difíciles hasta el tramo a un avión, para conocer lugares nuevos y excitantes juntos.
Veo las mismas que caminarán ahora su  propio camino.

Te veo, y te escucho, y te oigo trabajar pegado a tu eterna compañera... Christine.

Te veo y te pienso, y aunque ahora estás aquí, no faltará mucho para que lo mismo que estamos haciendo en este preciso instante juntos, lo hagamos solos, cada uno en tiempo y lugares diferentes.

Te veo y te quiero. Te voy a querer siempre. Y siempre te voy a ver.

Se que serás mi amigo, y yo seré tu amiga. Una amiga de verdad, porque tal vez para eso nos conocimos, para brindarnos ayuda siempre, para tendernos nuestras eternas miradas profundas, una sonrisa, una mano, un abrazo, o una "gamba".

Ojalá.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Las palabras nunca son inocentes